Blogia
Renglones Torcidos

EMAN TA ZAPAL ZAZU

De pequeños siempre nos decían que para ser alguien en la vida teníamos que estudiar. Ahora hay quién dice que cuando un soldador gana más que un licenciado políglota y coleccionista de masters –también conocidos como mileuristas-, hay que renovar la Universidad – y no la sociedad-.

En tan loable odisea se ha embarcado el –excelentísimo- rector de la UPV, don Juan Ignacio Pérez, ese doble de Jesús Bonilla sin cara de mala leche. Su ánimo emprendedor y reformista ha sido acogido con regocijo por parte de la comunidad educativa, con la anecdótica oposición de jóvenes rebeldes e indisciplinados que no merecen el calificativo de estudiantes.

Las medidas adoptadas con gran ingenio por nuestro audaz rector buscan facilitar la movilidad de los estudiantes y embellecer el ya de por si precioso campus de Leioa, auténtico museo al aire libre de la arquitectura del realismo soviético y monumento al hormigón armado.La vanguardista estética libanesa que otorgan las obras imprimen un carácter actual e internacional a la universidad.

Pero el infatigable afán renovador del rector no conoce límites. En aras de expandir los horizontes académicos y cognitivos del alumnado, aquella incitadora de abstencionismo en las aulas y santuario de vagos, escaqueados y jóvenes de moral relajada que era La Campa de Leioa, ahora cumple una función social como parking de vehículos de profesores y alumnos inconformistas que no saben valorar los transportes de ganado de Bizkaibus.

Aunque en la vida siempre hay indeseables y desagradecidos que difaman la irreprochable labor del rector acusándole injustamente de precariedad de medios en la universidad pública, ignorando que la austeridad características de de la educación pública fomenta el esfuerzo y la superación personal frente al boato suntuoso de las elitistas universidades privadas. En el mismo sentido, la eliminación de los becarios que ayudaban en los laboratorios busca que los alumnos sepan desenvolverse por sí solos y ser autodidactas.

Pero la piedra angular de la revolución universitaria se llama “Martxoaren 11”. Fiel a la máxima “mens sana in corpore sano”, Leioa muestra orgullosa su flamante polideportivo. Desde que los “grises” ya no pululan por los campus el deporte universitario había desaparecido. Ahora los alumnos podrán profundizar en su formación académica supliendo la carencia de cámaras digitales con bicicletas estáticas, mucho más necesarias que reivindicaciones estudiantiles tan peregrinas como pupitres u ordenadores.

Loado sea nuestro amado rector.

Ibz

3 comentarios

Dyana -

¿Cómo conoces tan bien los usos que se le daban a la campa, tú que no faltas a clase ni aunque se te caiga encima el techo, o te esnuque una ventana (para aquellos no versados en la iniciativa de "emociones fuertes" de nuestra amada universidad, diré que son ejemplos ambos verídicos)? Muy buena tu refexión. Un beso

Endika (journalist) -

Mucha razón en vuestras sabias palabras

María -

jajaja!! yo le mandaría el articulo al recotr x carta!!